20090420

¿Juguetes inocentes? no, consoladores...

Parece un juguete infantil, pero con su nariz provoca orgasmos femeninos. Conquista a las mujeres mexicanas con sus ojos y boca sonriente. Su forma de gusanito verde lo hace parecer un objeto inocente, lindo, pero en realidad es el vibrador más vendido de Kinky Mart, una sex shop donde 90% de los clientes son mujeres.

Este gusanito se llama Patchy, cuesta 950 pesos y reina en el gusto femenino entre otros 30 productos similares, como el I rub my wormie, un gusanito rosa que tiene un precio de 369 pesos. Sus ojos azules y su sonrisa podrían confundir a algunas, pero es un estimulador externo para el clítoris.

También hay juguetes que parecen un lápiz labial o una brocha para aplicar rubor y que funcionan como vibrador al gusto. Se venden en Erotika, la sex shop de la muñequita rosa, que ya cuenta con 60 sucursales distribuidas en todo el país. Ocho de cada 10 clientes de esta tienda son mujeres.

Un 80% de los juguetes sexuales de estas dos tiendas eróticas son como Patchy, parecen cualquier cosa menos un pene. Eila, la dueña de Kinky Mart, dice que estos diseños son a propósito y asegura que las mujeres están encantadas con la apariencia inocente de estos juguetes sexuales.

Tiendas como Kinky Mart y Erotika han quitado la idea de que el placer es sucio y pecaminoso. Por mucho tiempo las sex shops fueron para algunas mujeres lugares ocultos, oscuros y hasta morbosos. Ahora son negocios en expansión, espacios abiertos, visibles, muchas veces enclavados en plazas comerciales a las que acuden familias. Estos comercios prefieren que se les llame jugueterías eróticas y huyen del concepto sex shop, porque las asocia con los puestos callejeros de Tepito y Eje Central, o con los establecimientos de luces neón y espejos empañados.

En las jugueterías eróticas abundan los tonos rosa, los colores pastel. Lo lindo, lo inocente y el diseño de buen gusto terminan asociándose con el placer sexual. Y ha resultado todo un éxito porque ha llevado a las mujeres a perder la pena de entrar a estos establecimientos para comprar objetos eróticos.

Novias, esposas, amantes, mujeres de todas las edades, muchas de las cuales aceptan que sus maridos tienen una “movida”, pueblan estas tiendas en busca de un placer higiénico y sin costos emocionales.

Muchas de las clientas tienen entre 25 y 35 años y son mujeres que no están dispuestas a renunciar a una experiencia sexual plena, sin tapujos y novedosa, que las incita a buscar artículos de los más variados para usarlos en solitario o con su pareja.

Llegan, preguntan, prueban, comparan... “Y siempre regresan por algo más atrevido”, cuenta Gabriela Alarcón, de Erotika.






Las mayores de 50 años buscan una nueva experiencia sexual que les permita olvidar los sinsabores de una pareja desgastada. “Muchas de ellas dejaron de tener sexo con sus parejas a pesar de que duermen en la misma cama. Saben que sus maridos tienen otras parejas y vienen en busca de artículos con los que puedan mejorar su placer sin la necesidad de un hombre”, explica Eila, de Kinky Mart.

Sin ser sexóloga o profesional del tema, la responsable de Erotika ha visto pasar a tantas mujeres en su tienda, que no duda en afirmar su creencia de que “las mexicanas han encontrado una manera de conocer a fondo su sexualidad, de descubrirse a ellas mismas y ampliar sus posibilidades de placer erótico”.

Las mujeres que van a este tipo de tiendas aparentan tener pocas inhibiciones, buscan información especializada y están dispuestas a gastar unos cuantos pesos en artículos que proporcionen placer físico.

No son tan abiertas a la hora de enfundarse en la piel de un personaje, lo que constituye una de las fantasías más recuerrentes en los hombres, quienes desean ver a su amada en traje de enfermera o de colegiala.

En ambas tiendas hay por lo menos 20 opciones de disfraces que podrían satisfacer el sueño febril de más de un caballero. ¿La camarera descarada o la agente de policía implacable? Quién sabe.

La crisis no les pega

Es tanto el éxito de estas tiendas que ni siquiera la crisis económica ha puesto freno al gasto que muchas mujeres invierten en este rubro. “Nos hemos mantenido con las mismas ventas que el año pasado, pues las mujeres están invirtiendo cada vez más en su sexualidad. Nosotras vendemos juguetes de hasta 2 mil pesos y las chicas los compran”, dice Eila, de Kinky Mart.

Gabriela asegura que en Erotika ha habido un ligero repunte en las ventas de 2% con respecto al año pasado. Además, en 2008 esta firma abrió diez nuevas sucursales.

El mejor mes para vender juguetes eróticos es enero, cuando después de las 12 campanadas que indican el incio de un nuevo año, muchas mujeres se prometen a sí mismas vivir con mayor plenitud su propia sexualidad.

Con informacion de El Universal

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