20081226

"Santa clos" masacrador: Son 10 las víctimas

Jeffrey Pardo era un devoto católico de 45 años que siempre participaba como voluntario en la celebración de la Misa del Gallo en una pequeña ciudad de Los Angeles. La pasada Nochebuena también se había inscrito para ayudar en el acto religioso, pero esta vez rompió su rutina de manera imprevista. Al filo de la medianoche del día 24 se vistió de Santa Claus y se presentó en la casa de sus ex suegros llevando consigo un enorme paquete.
Le abrió la puerta una niña de ocho años a la que dio un tiro en la cara con una pistola e irrumpió como loco en la sala donde se encontraban la mayoría de invitados a una fiesta. En medio del caos, el atacante continuó disparando y, en cuestión de minutos, prendió fuego a la vivienda con un lanzallamas de fabricación casera. Aunque la pequeña que le abrió la puerta ha logrado salvar su vida milagrosamente, no corrieron igual suerte otras ocho personas que cayeron tiroteadas o quemadas vivas en uno de los crímenes más horrendos que recuerda la Policía en la ciudad más importante de California.
Dentro de la vivienda se encontraban la ex mujer y los ex suegros del asesino y, al menos, otras veinticuatro personas, muchas de ellas niños, que festejaban una típica celebración navideña. Además de las ocho víctimas mortales, cuyos cuerpos se encontraron entre las cenizas de la vivienda, la Policía calcula que puede haber otros tres desaparecidos. La ex esposa y los ex suegros, que eran los propietarios de la casa, se encuentran entre los fallecidos. Poco después de cometer la masacre, Pardo huyó a la casa de un hermano y se suicidó de un tiro en la cabeza. Algunas personas lograron escapar con vida rompiendo los cristales de las ventanas y saltando desde la segunda planta de la casa.
Un hombre tranquilo
Vecinos y amigos de Jeffrey Pardo no dan crédito a lo sucedido. Todos lo consideraban un hombre tranquilo que disfrutaba en su jardín y muy integrado en la comunidad católica local, en cuya iglesia del Santo Remedio ayudaba todos los domingos. Jan Detanna, uno de los voluntarios que mejor conocía a Pardo en la parroquia, mostró su incredulidad ante lo sucedido. «Es espantoso. Jeffrey era la persona más agradable que nadie pueda imaginar. Siempre dispuesto a hablar, siempre sonriente».
La Policía de la localidad de Covina cree que el reciente divorcio del matrimonio pudo haber desequilibrado profundamente a Pardo. No hay antecedentes de disputas o denuncias de malos tratos por parte de su ex mujer, Sylvia, que había abandonado la casa familiar la pasada primavera junto con sus tres hijos.
Joshua Chávez, un ciudadano de Seattle que pasaba unos días en casa de su madre, ubicada justo al lado de la vivienda incendiada, se asomó a la ventana al escuchar una primera explosión. Tras el rápido incendio que se formó, pudo ver cómo tres niñas, una de ellas con una herida de bala en la espalda, saltaban por una ventana, tratando de escalar el muro que separa ambas viviendas. Chávez fue uno de los vecinos que llamó a la Policía. Dos mujeres que lograron escapar se refugiaron en su casa gritando y llorando horrorizadas: «Están todos muertos, ese hombre disparó a todo el mundo».
Los agentes encargados de la investigación tardarán todavía algunos días en identificar los cadáveres. Los cuerpos están completamente calcinados, por lo que el trabajo de los forenses se centra en analizar las fichas dentales.



Huiría a Canadá

El sujeto que se disfrazó de Santa Claus y mató a nueve personas durante una fiesta de Nochebuena en la casa de sus ex suegros pretendía huir a Canadá, pero sufrió quemaduras graves durante el ataque y terminó suicidándose, dijeron el viernes las autoridades.

En una conferencia de prensa, la policía informó que después del ataque a tiros, Bruce Jeffrey Pardo, de 45 años, usó un dispositivo para rociar combustible en la vivienda, pero los vapores se encendieron con alguna vela o piloto de gas.

Como resultado, el atacante sufrió quemaduras de tercer grado en ambos brazos cuando los vapores estallaron.

Las autoridades dicen que el disfraz de Santa Claus (también conocido como San Nicolás, Papá Noel o Viejo Pascuero) que llevaba el atacante se derritió con el calor, adhiriéndose al cuerpo de Pardo, quien después huyó.

Luego que Pardo se mató de un tiro en la cabeza en la casa de su hermano, las autoridades encontraron 17.000 dólares entre sus pertenencias, así como un boleto para un vuelo de Los Angeles a Canadá.

Pardo llegó el 18 de diciembre a un arreglo de divorcio con su ex esposa, quien habría muerto, lo mismo que los ex suegros del atacante. Su abogado y un colega de Pardo, quien solía fungir como acomodador en una iglesia, dijeron que nunca detectaron algún indicio de que él pudiera perpetrar semejante ataque.

El abogado de Pardo, Stanley Silver, dijo que su cliente parecía contento dos días atrás, cuando le dejó un mensaje. Añadió que Pardo trataba de pagar 10.000 dólares para finalizar los trámites del divorcio.

"Todo mi trato con él fue siempre cortés y alegre", dijo Silver. "Nunca lo vi enojado o insatisfecho en absoluto".

El noveno cadáver fue encontrado el viernes por la mañana, cuando los investigadores reanudaron una búsqueda en los restos de la vivienda de dos pisos, ubicada en un callejón sin salida en Covina, unos 40 kilómetros (25 millas) al oriente de Los Angeles.

Ocho cadáveres fueron recuperados el jueves en la casa destruida. Se desconoce si las víctimas murieron a consecuencia de los disparos o del fuego. Ninguno de los muertos o desaparecidos ha sido identificado fehacientemente.

El baño de sangre comenzó alrededor de las 23.30 del miércoles, cuando una niña de 8 años en una fiesta de Nochebuena le abrió la puerta a un hombre disfrazado de Santa Claus, quien portaba un paquete envuelto como para regalo.

Acto seguido, Pardo extrajo una pistola, le disparó a la niña a quemarropa en la cara y siguió disparando en forma indiscriminada mientras los invitados trataban de huir.

La caja envuelta para regalo que llevaba Pardo contenía el dispositivo presurizado casero que empleó para rociar el combustible. La policía dijo que Pardo había trabajado recientemente en la industria aeroespacial.

Pardo, de 45 años, no tenía antecedentes penales ni una historia de violencia, de acuerdo con la policía, pero estaba molesto por su divorcio de la semana pasada después de un breve matrimonio.

Un expediente del caso de divorcio, que se encuentra en los tribunales, muestra que Sylvia Pardo solicitó la disolución de su matrimonio el 24 de marzo del 2008. Los archivos indican que la mujer y Bruce Pardo llegaron a un arreglo el 18 de diciembre y se separaron después de un par de años de casados.

Los documentos señalan que Sylvia Pardo se quedó con el perro de la pareja, el anillo de bodas y 10.000 dólares bajo los términos del acuerdo, mientras que Bruce Pardo conservó la casa. En junio, la corte ordenó que éste pagara 1.785 dólares al mes en pensión para su ex cónyuge, y accedió a un plan de pagos de 450 dólares al mes para cubrir los 3.570 que adeudaba.

El abogado de Pardo dijo que su cliente tuvo problemas para cubrir los pagos tras perder su empleo en julio, pero la pensión fue anulada mediante el arreglo suscrito a comienzos de este mes.

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