20080121

Santa muerte monumental

Una estatua monumental de 22 metros de altura de la Santa Muerte generó polémica entre los habitantes de un municipio de la zona conurbada del Distrito Federal que expresaron su inconformidad por la presencia de la llamada Niña Blanca, informó el periódico Milenio.

"Para el habitante de Nueva York, París o Londres, la muerte es la palabra que jamás se pronuncia porque quema los labios. El mexicano, en cambio, la frecuenta, la burla, la acaricia y duerme con ella”, escribió Octavio Paz en El laberinto de la soledad. Ayer, unos 200 habitantes de Santa María Cuautepec, en el Estado de México, la hicieron monumento.

En diciembre pasado, habitantes de esa comunidad de Tultitlán despertaron con un nuevo vigía: una estatua de 22.17 metros de la Santa Muerte, la más grande del mundo —según una placa del récord Guinness incrustada en su base—, que ayer se develó.

La efigie se puede observar kilómetros antes de llegar al santuario. La cara de ese ser descarnado resalta entre los techos desgastados de esa población. Es inevitable que todas las personas miren con cara de asombro la gigantesca figura, pero es justo al pasar frente ella cuando se ve en plenitud esa andrógina deidad de la muerte.

Ninguno de los vecinos se imaginaba que aquel amasijo de fierros se convertiría semanas más tarde en una figura de culto religioso, que genería inconformidad entre los vecinos.

Rosenda Ibarra, habitante de la colonia, jamás previó lo que se construía. “Al principio pensaba que era una gran torre, pero poco a poco fue formándose una figura humana y, cuando me di cuenta, era una muerte”, dice asombrada.



***

Ayer al mediodía, unos de 200 fieles de la Niña blanca esperaban con ansia la llegada del padrino Endoque, integrante del Grupo Santa Muerte. Durante una hora, los devotos desfilaron por el portón negro de la propiedad, adornado con vitrinas que contenían cuatro Santas Muertes.

Eran familias completas, incluidos niños recién nacidos y ancianos. Todos exponían orgullosos sus figuras, la mayoría ataviadas con los colores de las siete potencias, vestidas de novia, adornadas con dólares, chaquiras o portando una figura de Jesucristo. La más grande, de fibra de vidrio, medía un metro.

Una lujosa camioneta de vidrios polarizados y escenas dantescas en los costados llegó al lugar minutos más tarde. De ella descendió el padrino Endoque y una réplica de la Santa Muerte de tres metros de altura. La imagen portaba un manto dorado y negro.

La monumental estatua de acero y resina dio la bienvenida a los fieles; sus brazos delgados cobijaron por primera vez a los devotos que llegaron de diversas regiones del país a este rincón del Estado de México.

Un campo árido con dos ofrendas y un altar improvisado en una carpa fue el centro de las emociones de los fieles, quienes acariciaban a las niñas blancas, mientras sus ojos divagaban y sus labios lanzaban susurros y peticiones. Vinos, cigarros y veladoras fueran ofrendadas a la muerte por gratitud.

Los niños, con los ojos atentos a la efigie, se persignaban y arrodillaban simultáneamente con sus familiares.

Una voz interrumpió la escena. Era el padrino Pantera Endoque —con vestimenta de pastor—quien, micrófono en mano y música gregoriana de fondo, llamó a las personas a orar.

—Lo que no hiciste en 2005, 2006 o 2007 muy difícilmente lo lograrás en 2008. Hoy te digo que intentes día a día poder cumplir las metas y cometidos que te hayas planteado.

En el acto se conjugaron rosarios católicos, oraciones en latín y composiciones dedicadas a la deidad, mientras el líder besaba sus collares multicolores y daba indicaciones al equipo de sonido.

Pantera ordenó a los feligreses que se arrodillarán ante la imagen, cerraran los ojos y cruzaran sus brazos sobre el pecho, mientras indicaba a su empleado que subiera el volumen de la música, ahora tranquila y relajante.

Al término del rito, ya de pie, los fieles comenzaron a formarse para recibir la comunión. De boca en boca pasó una botella entre los creyentes. El cáliz fue, en este caso, “una preparación especial a base de hierbas, que nada tiene que ver con la santería, porque ellos veneran santos católicos con otro nombre”, aclaró el padrino.

El líquido amarillo ámbar que pasó de boca en boca despedía un olor a licor parecido al tequila. Una mujer frotaba la infusión en la frente de niños, y aquellos que lo probaron gesticulaban desagrado. Sorbiendo de él, el pantera ordenaba a los seguidores a decir “amén y que la muerte te bendiga”.

Posteriormente, el líder realizó una limpia con un ramo de hierbas e invitó a comer chicharrón en salsa verde y a beber agua de horchata y tamarindo a los invitados para festejar la inauguración del templo.

Así finalizó la ceremonia. El padrino Endoque invitó luego a sintonizar la estación de radio, en la cual podrían consultarlo. “Escúchenme en el 103.7 de FM, a las 12 de la noche; vas a estar presente porque (transmitiremos) el programa Devoción a la niña blanca, donde daremos cobertura a la edificación de este templo, el primero a escala mundial de la Santa Muerte.

“No fue exclusivamente abierto para nosotros, sino dedicado a ella, a este gigante de hierro de 22.17 metros de altura. Vienes a visitarla a ella y a aclamarla; eso es la verdadera entrega y la devoción.”

La gente perseguió al Pantera para que les tocara aunque fuera la frente y les aconsejara sobre diversos problemas.

—Vengo de Aguascalientes. Desde hace dos años y medio creo en ella; una amiga que creía también me llevó a Tepito. Fue sin querer, porque no creía hasta que me hizo un favor. Después me hice seguidora, tanto, que vengo hasta aquí.

A pesar de que en México el culto está prohibido, el Pantera dijo no rinde cuentas a nadie. Ni al Vaticano. “La Secretaría de Gobernación no pueden hacer nada, porque la edificación ya concluyó. ¿Por qué sus representantes no vinieron antes? No soy padre ni obispo; soy un ser humano que sólo profesa amor, paz
y esperanza.”

- Perfil

Pantera y patriarca

El comandante Pantera Endoque es el representante del Grupo Santa Muerte Internacional y suma 22 años haciendo giras en favor de este culto. En sus misas viste de blanco, usa pupilentes verdes y cuelga de su pecho collares multicolores.

Señala que para creer en la Santa Muerte se necesita tener una necesidad muy fuerte; quienes la adoran, dice, tienen un problema que no han podido resolver otras iglesias.

La secta difunde su culto a través de la estación de radio 103.7 FM, donde se transmiten también programas como Los secretos del más allá, de la profesora Constantin, y Sombras de medianoche, de Zafiro, quien antes adminisrtraba una tienda de imágenes y accesorios relacionados con el culto.

La organización también cuenta con una página de Internet: www.cristalecatepec.com. Desde ahí realiza transmisiones en directo para todo el mundo.

Durante la misa, Endoque expuso que viajará en marzo a Miami, al programa Don Francisco presenta. “Ellos me financiarán el viaje a Florida. A cuba fui también porque tengo fieles allá; es muchísima gente de origen cubano y ellos me acogen”.

También han publicado dos libros, editados por Colibrí. Uno lleva por título El hijo de la Santa Muerte. Según el líder de este culto, se trata de “una historia particular con mucho amor: pasé algo tan tremendo que cuando vi la luz quise llegar a ella”.

Erika Ojeda y Elizabeth Morales


Milenio"

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