20071221

Always Santa Cola

En algún momento de la historia la Coca-Cola se apropió de la idea de alguien que reparte dulces, lo vistió de color rojo, le puso sus barbas, un trineo y una botella de Coca-Cola en las manos. Su intromisión en la cultura y el sentimiento religioso en el mundo es impresionante. Como se afirmó en el Informe sobre Desarrollo Humano de 1998, hay "elites mundiales" y "clases medias mundiales" que siguen los mismos estilos de consumo, mostrando preferencias por "marcas mundiales".

El personaje que origina a papá Noel en realidad se llamaba Nicolás. Todo parece indicar que, para la tradición cristiana, fue un obispo que vivió en el siglo IV en el Asia Menor. Desde esa tradición se le venera como San Nicolás de Bari. Se cuenta que San Nicolás había heredado una gran fortuna al quedar huérfano y la utilizó para ayudar a la gente necesitada. Esta labor le dio la fama y creó la leyenda.

Una de esas leyendas cuenta que un vecino suyo al caer en pobreza no podía casar a sus tres hijas, así que decidió darlas a la prostitución. Entonces San Nicolás dejó deslizar por la chimenea una barra de oro para cada una.

Antes fue el patrono de Rusia aunque también es venerado por los marineros pues se cuenta que salvó un barco. Se dice además que resucitó a tres muchachos asesinados por lo que se considera protector de los niños y los jóvenes.

San Nicolás visita a los niños holandeses el 6 de diciembre y se dice que llega en barco desde España cargado de regalos y que cabalga sobre los tejados en un mágico corcel gris para llevar regalos a los niños y hombres de buena voluntad.

Santa Claus es el nombre resumido de Sanctus Nicolaus o Sinterklass. Se dice que este nombre de Santa Claus se extendió por Norteamérica al llegar esa tradición con los emigrantes holandeses que fundaron Nueva Holanda, que sería más tarde Nueva York.

Santa Claus es más propio de los países de habla inglesa. Poco a poco, la tradición holandesa fue sumando elementos de culturas de otros colonos hasta resultar Santa Claus. Durante la Segunda Guerra Mundial, las tropas norteamericanas introdujeron Santa Claus en otros países del mundo, donde ha ido ganando mucha popularidad.

Hay otra historia. El 31 de diciembre los niños rusos reciben la visita de Ded Moroz, Padrecito Invierno. Antiguamente los rusos celebraban la fiesta de San Nicolás, patrón de Rusia, pero en la época comunista la celebración de fiestas religiosas fue prácticamente prohibida. Las autoridades crearon Ded Moroz para reemplazar a San Nicolás. Ded Moroz es un hombre alto, delgado, con una larga barba blanca, que vive en la selva. El Padrecito Invierno lleva una capa larga que en tiempos soviéticos era azul pero actualmente es de rojo con oro. Ded Moroz viaja en una troika, un trineo ruso, tirado por seis caballos. Su asistenta es Snegurochka (niña de la nieve). Es una conocida figura de cuento de hadas en Rusia.

Si nos remontamos a las antiguas Roma y Grecia, también existían fiestas donde se daban regalos. En el caso de Roma, Saturno, y Cronos para los griegos. Se cuenta que también para mediados de diciembre se hacía ceremonias religiosas y lúdicas, con la particularidad de cambiar los roles familiares. Al terminar las fiestas, los niños recibían regalos de todo el mundo.

Pero Italia también tiene su historia. Los niños italianos eran visitados por una bruja buena llamada Befana que les daba sus regalos. La vieja y fea pero simpática bruja cumple en Italia el papel de repartidora de regalos. Ella llega el día de los Reyes Magos, el 6 de enero. Según la tradición, La Befana estaba demasiado ocupada para acompañar a los Reyes Magos en su visita al niño Jesús en Belén. Como castigo, la bruja vive eternamente en busca del niño Jesús, y en cada casa deja un regalito, por si el niño pasa. Los niños italianos cuelgan un calcetín y La Befana es la encargada de llenarlo. Ella sabe exactamente quiénes han sido los buenos, y quiénes los malos. El calcetín de los niños perversos es llenado con carbón. Una versión semejante a la Befana es Babuschka (abuelita), llega en Rusia el día de Navidad, que para ellos es del 7 al 19 de enero (según el calendario gregoriano) y deja regalos a los niños.

La historia de Olentzero es de un gigante que anda por los bosques vascos cargado de regalos, acompañado de duendes de barbas blancas, altas botas y gorros amarillos que repartían los regalos a los niños. El 24 de diciembre baja a los pueblos, negro de carbón, para anunciar el nacimiento de Jesús y trae los regalos. La historia de Christkindli es de un angelito que reparte regalos a los niños suizos. Es un angelito vestido de blanco, con un velo y una coronita de oro. El tintineo de campanitas de plata anuncia su llegada el 24 de diciembre. Cuando el Christkindli entra en una casa para repartir regalos, se encienden tres velas. También tenemos a Krampus, un diablito que da regalos a los niños en Austria el 6 de diciembre. Lleva una máscara terrorífica de madera, tiene una larga lengua roja y está vestido con un abrigo de pieles. En un principio Krampus era el acompañante de San Nicolás, y en algunas partes de Alemania y Hungría lo sigue siendo. Sin embargo, en Austria el Diablo Krampus se independizó con el curso de los años. El diablo lleva un látigo y una cesta donde antiguamente se llevaba a los niños malos. Hoy en día Krampus trae solamente regalos y dulces.

Antiguamente los regalos en Suecia eran llevados por el Julbocken, el macho cabrío de Navidad, un hombre disfrazado a la usanza. Pero, desde el fin del siglo XIX, su tarea es asumida por Jultomten, el enano navideño. Jultomten viaja en un trineo arrastrado por dos machos cabríos. Es un hombrecito diminuto y malhumorado, que vive en establos o desvanes. El enano va de casa en casa con un saco lleno de regalos, llama a las puertas y pregunta si los niños son buenos, para entregarles sus regalos. Los niños suecos le dejan un plato de papilla en la buhardilla. Y en España los niños reciben sus regalos de los Reyes Magos, el 6 de enero. Los reyes magos llegan con sus camellos cargados de regalos desde Oriente. Para los Reyes y sus camellos, en retribución, se dejan coñac, agua, mandarinas y nueces. Quien se ha portado bien, encuentra un regalo al día siguiente, quien se ha portado mal recibe carbón, hecho de dulce.

Así, aunque organismos internacionales señalan los peligros que los procesos de mundialización entrañan para los derechos del consumidor, la influencia homogeneizante de una cultura mundializada y consumista tiene efectos negativos sobre los grupos minoritarios e indígenas. La lucha contra esta cultura está en nuestras propias manos, cuando tengamos “conciencia de consumidor”.

Mientras tanto los accionistas de Coca Cola ya hicieron suyas todas estas tradiciones populares.

Fusilado de www.machetearte.com

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